Así pintaba, así, así.

Hay conversaciones que le abren a uno los ojos y acabo de mantener una de ellas. Lo primero que he pensado al acabarla ha sido: necesito pintar las paredes. Pero no solo las paredes, necesito pintar mi vida, redecorarla. 

Llevo mucho tiempo estancado y ya se sabe lo que pasa cuando el agua se estanca: que empieza a oler mal. Y no, no quiero una vida apestosa, quiero una vida que huela a pomelo o a jazmín. Así que limpiemos las cloacas, saquemos la basura, limpiemos a fondo, abramos las ventanas y pongamos ambientador.

Y es que lo que el menda necesita son cambios y ver que funcionan, que realmente estoy cambiando algo. Quizá el primero (y más sencillo) sea pintar las paredes y mover los muebles (por eso del rollito zen), pero hay cambios que suponen más esfuerzo y constancia y que también necesito. Quien sabe, quizá dejar de fumar, comer mejor, estudiar más... (creo que lo mejor será hacer una lista e ir paso a paso).

Y si no funciona, al menos habré estado entretenido, cosa que también me vendrá bien. 

¿Volverán los bajones? Probablemente sí, pero estaremos preparados.

Y para terminar os dejo la foto de un gatito porque los gatitos hacen feliz a la gente.




















Hasta la próxima,
Javier Del Álamo

Llorar mares y que se te queden dentro


Un libro: Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End

Una canción: Asleep - The Smiths

Una película: 500 días juntos

Una cita: Llorar mares y que se te queden dentro.







Supéralo ya.

Acantilados

Ella soñaba con escapar. Soñaba con otras ciudades, otras personas, incluso con bañarse en otros mares y océanos. Pero los sueños, sueños son y siempre se deslizan por las rocas hasta caer por el acantilado.
No esperes nunca nada de nadie. Me repite siempre la misma persona. Quizá tenga razón. Quizá deba escucharla. Quizá, si no le pides mucho a la vida, llegues a disfrutar de lo poco que nos da.

Probablemente me guste arriesgar. Enamorarme de la persona equivocada o en el momento erróneo. Da igual, porque una vez que te arriesgas no hay marcha atrás. Es como deslizarte por las rocas, como un sueño, y caer por el acantilado. Puede que ganes, puede que pierdas. Puede que caigas al agua o que te partan las rocas, en mil pedazos.

No me arrepiento, mentiría si dijese lo contrario. Las rocas me hicieron polvo, sí, pero la caída fue soberbia. Duró poco, como todas las cosas buenas en la vida, pero esos segundos en los que mi cuerpo se fundió en el aire me transformaron. Ya no soy la misma persona, no sabría decirte si ahora soy mejor o peor, solo sé que algo dentro de mí ha cambiado. 


Javier Del Álamo

Alta fidelidad

¿Obsesión? ¿Yo? Pero qué dices, chaval.

Quizás un poco, pero no es cosa mía, son los libros los que me llaman y me piden a gritos que los lea y, justamente, dos de los últimos libros que he leído hablan sobre rupturas. Y como tengo un bloqueo importante y no soy capaz de escribir nada decente, pues vengo a desahogarme.

Quiero hablaros de uno de los dos libros que han marcado estas últimas semanas de mi vida. El libro en cuestión es Alta fidelidad (que, por cierto, me lo regaló Lorena el día que me dijeron "ya no te quiero". La muy perra pensó que era el libro ideal y, para qué engañarnos, lo era).

¿Que sobre qué va, Alta fidelidad? ¿Tú qué crees? Pues sobre rupturas, así de simple. Pero también sobre los traumas de la infancia, esos que vamos arrastrando a lo largo de nuestra vida. Rob, el protagonista de la historia, nos cuenta con pelos y señales todas y cada una de sus desventuras amorosas hasta llegar al día en el que Laura le dejó (anda, que casualidad). Sinceramente, no me apetece contar mucho más de la historia (además, creo que no es necesario conocer nada más, así lo leí yo, solo sabiendo que la maldita Laura dejaba a Rob).

Lo que más me flipó de este libro son las reflexiones del protagonista, "¿Escucho música pop porque me siento desgraciado o me siento desgraciado porque escucho música pop?". Una joyita y esta es solo una de tantas. El libro, como ya he dicho, ahonda en los traumas del protagonista, ¿Por qué cada vez que tiene una relación formal lo acaba jodiendo todo? Y así.

Además, Rob es un tío divertido, es irónico y tiene chispa, sus reflexiones te hacen pensar, pero también te hacen reír y reírte de ti mismo. No sé, es complicado dar tu opinión cuando un libro te marca tanto y eso es lo que me está pasando ahora mismo.

Simplemente léelo, puede que te guste, puede que no, pero no te puedes morir sin conocer a Rob y sus amigos y sin visitar su tienda de vinilos de segunda mano, así de claro. 

Hasta pronto,
Javier Del Álamo

PD: Lo siento Hornby, tu libro no se merecía una reseña tan cutre.

Fases de una ruptura

He tenido varias relaciones en mi vida, pero esta es la primera vez que me dejan a mí y, la virgen, como jode. Debe ser el karma o algo, pero ahora entiendo lo jodido que debió ser para las chicas con las que corté. Si hay algo que saco de que me hayan dejado es que he podido analizar las diferentes fases por las que pasa el individuo cuando le dicen "ya no te quiero", o "hasta aquí hemos llegado". O "no eres tú, soy yo", o "vete a la mierda", (podría pasar).


- Primera fase: ¿Qué me estás contando? (También conocida como incredulidad).
Esta fase es la más molona, de verdad te lo digo. Se da cuando te acaban de soltar alguna de las frases anteriores y tú reacción es: ¿Podrías repetírmelo? Y te lo repiten. Y sigues sin entenderlo. Cuando ya no te puedes hacer más el tonto es cuando te pones a llorar como si tuvieses cinco años. ¿Que ya no me quieres? ¿Desde cuándo? ¿Cómo te diste cuenta? ¿Estás segura de que ya no me quieres? ¿No te habrá sentado mal la ensalada?

- Segunda fase: Eso es que no sabes lo que quieres. (También conocida como negación)
Esta fase también tiene su guasa, aquí es cuando te dices a ti mismo que no, que no y que no. Que la persona que te ha dicho veinte veces que ya no te quiere no tiene ni idea. Claro que te quiere, ¿cómo no te va a querer? Y le echas la culpa a que tiene la regla, seguro que es eso, fijo.

- Tercera fase: ¿Volvemos ya? (También conocida como negación 2.0)
Aquí es cuando empiezas a comprender que lo habéis dejado, aunque todavía te niegues a aceptarlo. En esta etapa el sujeto en cuestión suele ir detrás de la otra persona como todo un caballero gilipollas y pueden pasar dos cosas:
a) Que te bloquee de todas las redes sociales (y probablemente también de su vida) por pesado.
b) Si todavía no ha encontrado a alguien con quien acostarse, puede que haya sexo y es cuando te preguntas: ¿será el polvo de reconciliación? Qué ingenuo, ¿cuantas veces te tienen que repetir que ya no te quieren?
(A mí me tocó la opción B, tuve suerte... o no).

- Cuarta fase: Qué canción tan deprimente, voy a escucharla en bucle. (También conocida como depresión)
Llega el momento que estabas esperando, la hora del lloriqueo. En esta fase da igual el mundo, todo se centra en ti, en tu habitación y en recordar a la otra persona. ¿Cómo saber si estás en esta etapa? Muy fácil, si has escuchado treinta veces la que era vuestra canción y te has puesto a llorar, estás aquí. 
Esta etapa es un poco chunga desde dentro, pero vista desde fuera, es lo más cómico que te puedas echar a la cara: Ves películas de amor y lloras porque lo vuestro podría haber sido así de genial. Ves películas de desamor y lloras porque te recuerda a como terminó la relación. Ves una película de dibujos animados y lloras porque... pues porque sí. Que más da, el caso es llorar.
Algunos les da por comer toda clase de porquerías: helados, patatas fritas, golosinas, palomitas con mantequilla, (ponle una ballena, que también se la comería). A mí, sin embargo, me pasa todo lo contrario, se me quita el apetito y prácticamente ni como.

- Quinta fase: ¿Qué hice mal? (También conocida como culpa)
Awñ, la culpa, que bonita etapa. Va desde: ¿Qué hice mal? ¿En que fracasé? ¿Me comporté de una forma distinta y por eso dejó de quererme? Hasta: ¿De verdad no tiene arreglo? (Sí, vuelve un poco la negación, aunque de una forma distinta).
Básicamente te culpas a ti mismo de que todo acabara, de como habría sido la relación si hubieras actuado de otra forma, aunque la única culpa que tengas es haber dado demasiado. (Eso te pasa por gilipollas).

- Sexta fase: ¡Maldita bastarda! (También conocida como rabia)
En esta fase sueles odiar todo lo que está relacionado con la otra persona. Lees un tweet suyo y piensas: "Maldita bastarda". Ves una foto suya y piensas: "Maldita bastarda". Ves que está en línea en Whatsapp y piensas: "Maldita bastarda".
También hay que decir que en esta etapa empiezan las paranoias del tipo: ¿Habrá vuelto con su ex?, ¿Se habrá acostado con otro?

Y bueno, resulta que he escrito todo esto en esta última fase, (que es en la que me encuentro). Hay que ver lo que da de sí la rabia. Dicen que hay más etapas, que si resignación, aceptación, superación, reconstrucción... Una mierda todo.
Total, que de esas ya no puedo hablar porque aún no he llegado, y cuando llegue a ellas dudo que vuelva a hablar sobre el tema, ¿por algo se le llama superación, no?

Nada más que añadir. Nos vemos pronto... o no.
Javier Del Álamo

PD: Por si tú, persona en cuestión, causante de esta entrada, estás leyendo esto: ¡Maldita bastarda!

Las musas

Lo confieso, hay pocas cosas que me hagan tan feliz en esta vida como lo hace el acto de escribir. Lo juro, disfruto como un niño con zapatos nuevos cada vez que escribo algo decente, el problema es que en seguida me aturullo y mi mente hace ¡bum! y se convierte en Chocapic. Supongo que tiene algo que ver con eso de la inspiración divina. Me visita de higos a brevas y cuando le empiezo a coger el gusto se larga.

La cosa es que desde hace unos días, las musas, me visitan más a menudo, suelen llegar por las noches y se quedan un rato conmigo. La dicha no suele durar mucho, pero acabo sacando algo de provecho.

Vamos al grano, Javier, que te vas por los cerros de Úbeda.

Bueno, sí, eso. Que he decidido que voy a intentar escribir más a menudo en este lugar lleno de telarañas, por eso que dicen de que las musas te tienen que encontrar trabajando. Pero ya os advierto, es probable que lo que encontréis por aquí sea tan moñas que acabéis vomitando arcoiris o saltando por el balcón.

Y nada, queda todo aquí plasmado para que me deis una colleja si no acabo publicando nada.

Hasta la próxima,
Javier