Paso a paso

No sé hacia dónde voy ni de dónde vengo. Solo sé que voy, que después de un paso viene otro y que, así, sin saber el camino, voy hacia adelante.

O quizás he perdido el norte y estoy volviendo a recorrer lo ya andado. Puede que esté caminando en círculos y aún no lo sepa, por muchas veces que me haya topado ya con el mismo árbol y con la misma piedra.

Esa piedra. Que alguien la aleje del camino antes de que vuelva a tropezar. Lo haría yo, pero me tiemblan las piernas cada vez que me acerco.

Iba a algún sitio, ¿pero a dónde?

Me he perdido.

En este camino faltan señales luminosas que alumbren la dirección a olvidarte. O a encontrarme. Tanto me da porque, al fin y al cabo, ambas direcciones desembocan en el mismo río.

Un río, eso es. Estoy buscando un río.

Recuerdo que quería flotar a la deriva como un barco de papel mojado y arrugado, como yo. Quería llegar al mar.

El mar, sí. Lo recuerdo.

Pero necesito un radar, un radar que avise con señales acústicas cuando vaya a llegar la tormenta. Pero que avise tres meses antes, para ir preparándome.

Pero no hay radar.



Ni señales acústicas.




Ni carteles luminosos.




Ni nadie que aparte la piedra del camino.

Quizás algún día nos volvamos a ver

Quizás algún día nos volvamos a ver y, si te soy sincero, espero encontrarme una sonrisa en tus labios aunque ya no sea yo quien los bese. Espero que, para entonces, hayas sido capaz de encontrarte y que no necesites seguir buscando.



Espero que al menos me invites a un café y me cuentes qué rumbo ha tomado tu vida, cuantas personas han pasado por tus sábanas y cuantas lo hicieron para quedarse. Espero que alguna de ellas sea capaz de darte aquello que perdiste y que no encontraste en mí por mucho que escarbaste.

Yo espero haber hecho lo mismo.

Espero que, y perdón si te ofende, hayas madurado y crecido como persona. Que ya no te preocupen las mismas cosas, que hayas perdido aquella parte de ti que me rompió en pedazos, pero que sigas conservando tu esencia, aquella de la que me enamoré.

Espero que nuestras risas afloren entre el humo de un cigarro al recordar lo que fuimos y que alguno de los dos termine diciendo que eramos unos críos jugando a ser mayores. Espero que seamos capaces de mirarnos a los ojos y no sonrojarnos, que podamos pasear juntos por un parque aunque ya no sea de la mano.

Espero que me digas que acabaste la carrera y que cumpliste tu sueño de trabajar alrededor del mundo, que terminaste de escribir aquella historia que tenías en mente y que, al final, escribiste muchas más. Espero ser un personaje secundario en alguna de ellas, con otro nombre y más virtudes.

Espero que, si algún día nos volvemos a ver, puedas decir que la vida te ha tratado bien y que eres feliz. Y espero que tengamos el suficiente coraje como para despedirnos con un abrazo y con la certeza de que nos volveremos a ver antes de abandonar este mundo. Este mundo tan loco como lo fuimos nosotros al pensar que podríamos pasar el resto de nuestra vida juntos.

Con cariño,
Javier Del Álamo

Un almacén de personas maravillosas

A veces me alegro de que la vida me empuje y me tire al suelo, de que me haga polvo las rodillas contra el asfalto, porque es cuando descubro qué personas están ahí para ofrecerme su mano y levantarme las veces que hagan falta. Personas que deciden aceptarte tal y como eres, con tus virtudes y tus millones de defectos. Personas que te sacan una sonrisa, pero que también te dan una hostia cuando la necesitas... y abrazos, también dan abrazos, de los que no se piden y te limpian por dentro por muy lleno de mierda que estés.

Esas personas no aparecen todos los días y hay que cuidarlas como se cuida una planta, con paciencia y esmero. Y hay que verlas crecer. Y sentirse orgulloso cuando le salgan flores. Y seguir orgulloso cuando las flores se marchiten. También les puedes cantar una canción de Rocío Jurado para que se vengan arriba (las canciones nunca sobran).

Puedes coleccionar todas esas plantas, escoger los mejores ejemplares del planeta y guardarlos en tu pequeño almacén de personas maravillosas para que no se estropeen. En mi colección ya hay especímenes de Argentina, Mallorca, Madrid y Galicia y lo único que tienen en común es que no pienso dejarles salir de mi vida.


Y se acabó.


Nos vemos pronto,
Javier Del Álamo

El amor será siempre un deporte de riesgo

Después de unos días sin pasarme por aquí vengo para contaros que sigo vivo y que estoy bien aunque en ocasiones la vida pueda conmigo. Además, quería compartir con vosotros algo que ha escrito una muy buena amiga mía. Es algo muy personal, por lo que no daré nombres, pero me he sentido tan identificado que no he podido resistirme.

A veces (igual que le pasaba a Sam en Las ventajas de ser un marginado) me pregunto por qué yo y todas las personas que quiero elegimos personas que nos tratan como si no valiéramos nada. Quizá sea una pregunta sin respuesta, o quizá la respuesta correcta sea que aceptamos el amor que creemos merecer. Aún así prefiero quedarme con una respuesta un poco más positiva. Quizá sea la vida la que ponga esas personas en nuestro camino para que, llegado el momento, podamos darnos cuenta de que ha llegado la persona adecuada, aquella que nos demuestre que nos quiere con actos y no con palabras vacías que acaban en el fondo de una alcantarilla.

En mi opinión, el amor será siempre un deporte de riesgo, igual que un salto en paracaídas: es posible que el paracaídas se abra y disfrutemos de una experiencia casi mágica que continúe una vez en tierra o, quizá, el paracaídas se haya roto (o nos lo hayamos olvidado en el avión) y nos partamos en pedazos contra el suelo. Pero si no saltamos, si no nos atrevemos a lanzarnos de cabeza al vacío, jamás lo descubriremos y probablemente pasemos el resto de nuestra vida arrepintiéndonos de un tren al que nos dio miedo subirnos.

Y ya paro de enrollarme para dejaros con el texto que os había comentado.


Echó el freno de mano e hizo que me mirara en el retrovisor, esa vez no para que viera lo guapa que estaba, fue para que mirara atrás, porque a partir de ese momento ya no podríamos mirar hacia delante. Y arrancó sin despedidas y con mis ganas. No entendí jamás porque no se me ocurrió cerrar la puerta, y en vez de dejarla media abierta, destrocé las bisagras, restringiendo a todo aquél que no vistiera su sonrisa. De repente todas las estaciones fueron invierno. Trataba de buscar la manera de no sentirme aquella pedazo de inútil y no hice más que volver a caer en su sombra una y otra vez, aquella sombra que con su luz evocaba. Y mira que quise olvidarle, pero mi memoria siempre me jugaba malas pasadas y fue tan fácil como nadar en un volcán en erupción y poder contárselo. Y volvía, como vuelve el asesino en serie al lugar del crimen, para rematarme, como vuelven las olas a la orilla para morir. Yo, que solo quería organizarle el caos, ese que él mismo había causado, necesité huir, como huyen los valientes. Dos camisetas, dos pantalones, y una chaqueta para abrigar los recuerdos que albergaban en mi maleta. La cinta mecánica de aquel aeropuerto me hacía retroceder, mientras llamaban al último pasajero del vuelo 4124, no podía avanzar, y de repente, no quise ir a ningún lugar, de repente descubrí que su sonrisa era mi casa, aquella que aún llevo a cuestas, aquella donde querría vivir toda la vida aunque me esperara el mismísimo infierno en ella.


Nos vemos pronto,
Javier Del Álamo

Así pintaba, así, así.

Hay conversaciones que le abren a uno los ojos y acabo de mantener una de ellas. Lo primero que he pensado al acabarla ha sido: necesito pintar las paredes. Pero no solo las paredes, necesito pintar mi vida, redecorarla. 

Llevo mucho tiempo estancado y ya se sabe lo que pasa cuando el agua se estanca: que empieza a oler mal. Y no, no quiero una vida apestosa, quiero una vida que huela a pomelo o a jazmín. Así que limpiemos las cloacas, saquemos la basura, limpiemos a fondo, abramos las ventanas y pongamos ambientador.

Y es que lo que el menda necesita son cambios y ver que funcionan, que realmente estoy cambiando algo. Quizá el primero (y más sencillo) sea pintar las paredes y mover los muebles (por eso del rollito zen), pero hay cambios que suponen más esfuerzo y constancia y que también necesito. Quien sabe, quizá dejar de fumar, comer mejor, estudiar más... (creo que lo mejor será hacer una lista e ir paso a paso).

Y si no funciona, al menos habré estado entretenido, cosa que también me vendrá bien. 

¿Volverán los bajones? Probablemente sí, pero estaremos preparados.

Y para terminar os dejo la foto de un gatito porque los gatitos hacen feliz a la gente.




















Hasta la próxima,
Javier Del Álamo

Llorar mares y que se te queden dentro


Un libro: Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End

Una canción: Asleep - The Smiths

Una película: 500 días juntos

Una cita: Llorar mares y que se te queden dentro.







Supéralo ya.

Acantilados

Ella soñaba con escapar. Soñaba con otras ciudades, otras personas, incluso con bañarse en otros mares y océanos. Pero los sueños, sueños son y siempre se deslizan por las rocas hasta caer por el acantilado.
No esperes nunca nada de nadie. Me repite siempre la misma persona. Quizá tenga razón. Quizá deba escucharla. Quizá, si no le pides mucho a la vida, llegues a disfrutar de lo poco que nos da.

Probablemente me guste arriesgar. Enamorarme de la persona equivocada o en el momento erróneo. Da igual, porque una vez que te arriesgas no hay marcha atrás. Es como deslizarte por las rocas, como un sueño, y caer por el acantilado. Puede que ganes, puede que pierdas. Puede que caigas al agua o que te partan las rocas, en mil pedazos.

No me arrepiento, mentiría si dijese lo contrario. Las rocas me hicieron polvo, sí, pero la caída fue soberbia. Duró poco, como todas las cosas buenas en la vida, pero esos segundos en los que mi cuerpo se fundió en el aire me transformaron. Ya no soy la misma persona, no sabría decirte si ahora soy mejor o peor, solo sé que algo dentro de mí ha cambiado. 


Javier Del Álamo

Alta fidelidad

¿Obsesión? ¿Yo? Pero qué dices, chaval.

Quizás un poco, pero no es cosa mía, son los libros los que me llaman y me piden a gritos que los lea y, justamente, dos de los últimos libros que he leído hablan sobre rupturas. Y como tengo un bloqueo importante y no soy capaz de escribir nada decente, pues vengo a desahogarme.

Quiero hablaros de uno de los dos libros que han marcado estas últimas semanas de mi vida. El libro en cuestión es Alta fidelidad (que, por cierto, me lo regaló Lorena el día que me dijeron "ya no te quiero". La muy perra pensó que era el libro ideal y, para qué engañarnos, lo era).

¿Que sobre qué va, Alta fidelidad? ¿Tú qué crees? Pues sobre rupturas, así de simple. Pero también sobre los traumas de la infancia, esos que vamos arrastrando a lo largo de nuestra vida. Rob, el protagonista de la historia, nos cuenta con pelos y señales todas y cada una de sus desventuras amorosas hasta llegar al día en el que Laura le dejó (anda, que casualidad). Sinceramente, no me apetece contar mucho más de la historia (además, creo que no es necesario conocer nada más, así lo leí yo, solo sabiendo que la maldita Laura dejaba a Rob).

Lo que más me flipó de este libro son las reflexiones del protagonista, "¿Escucho música pop porque me siento desgraciado o me siento desgraciado porque escucho música pop?". Una joyita y esta es solo una de tantas. El libro, como ya he dicho, ahonda en los traumas del protagonista, ¿Por qué cada vez que tiene una relación formal lo acaba jodiendo todo? Y así.

Además, Rob es un tío divertido, es irónico y tiene chispa, sus reflexiones te hacen pensar, pero también te hacen reír y reírte de ti mismo. No sé, es complicado dar tu opinión cuando un libro te marca tanto y eso es lo que me está pasando ahora mismo.

Simplemente léelo, puede que te guste, puede que no, pero no te puedes morir sin conocer a Rob y sus amigos y sin visitar su tienda de vinilos de segunda mano, así de claro. 

Hasta pronto,
Javier Del Álamo

PD: Lo siento Hornby, tu libro no se merecía una reseña tan cutre.

Fases de una ruptura

He tenido varias relaciones en mi vida, pero esta es la primera vez que me dejan a mí y, la virgen, como jode. Debe ser el karma o algo, pero ahora entiendo lo jodido que debió ser para las chicas con las que corté. Si hay algo que saco de que me hayan dejado es que he podido analizar las diferentes fases por las que pasa el individuo cuando le dicen "ya no te quiero", o "hasta aquí hemos llegado". O "no eres tú, soy yo", o "vete a la mierda", (podría pasar).


- Primera fase: ¿Qué me estás contando? (También conocida como incredulidad).
Esta fase es la más molona, de verdad te lo digo. Se da cuando te acaban de soltar alguna de las frases anteriores y tú reacción es: ¿Podrías repetírmelo? Y te lo repiten. Y sigues sin entenderlo. Cuando ya no te puedes hacer más el tonto es cuando te pones a llorar como si tuvieses cinco años. ¿Que ya no me quieres? ¿Desde cuándo? ¿Cómo te diste cuenta? ¿Estás segura de que ya no me quieres? ¿No te habrá sentado mal la ensalada?

- Segunda fase: Eso es que no sabes lo que quieres. (También conocida como negación)
Esta fase también tiene su guasa, aquí es cuando te dices a ti mismo que no, que no y que no. Que la persona que te ha dicho veinte veces que ya no te quiere no tiene ni idea. Claro que te quiere, ¿cómo no te va a querer? Y le echas la culpa a que tiene la regla, seguro que es eso, fijo.

- Tercera fase: ¿Volvemos ya? (También conocida como negación 2.0)
Aquí es cuando empiezas a comprender que lo habéis dejado, aunque todavía te niegues a aceptarlo. En esta etapa el sujeto en cuestión suele ir detrás de la otra persona como todo un caballero gilipollas y pueden pasar dos cosas:
a) Que te bloquee de todas las redes sociales (y probablemente también de su vida) por pesado.
b) Si todavía no ha encontrado a alguien con quien acostarse, puede que haya sexo y es cuando te preguntas: ¿será el polvo de reconciliación? Qué ingenuo, ¿cuantas veces te tienen que repetir que ya no te quieren?
(A mí me tocó la opción B, tuve suerte... o no).

- Cuarta fase: Qué canción tan deprimente, voy a escucharla en bucle. (También conocida como depresión)
Llega el momento que estabas esperando, la hora del lloriqueo. En esta fase da igual el mundo, todo se centra en ti, en tu habitación y en recordar a la otra persona. ¿Cómo saber si estás en esta etapa? Muy fácil, si has escuchado treinta veces la que era vuestra canción y te has puesto a llorar, estás aquí. 
Esta etapa es un poco chunga desde dentro, pero vista desde fuera, es lo más cómico que te puedas echar a la cara: Ves películas de amor y lloras porque lo vuestro podría haber sido así de genial. Ves películas de desamor y lloras porque te recuerda a como terminó la relación. Ves una película de dibujos animados y lloras porque... pues porque sí. Que más da, el caso es llorar.
Algunos les da por comer toda clase de porquerías: helados, patatas fritas, golosinas, palomitas con mantequilla, (ponle una ballena, que también se la comería). A mí, sin embargo, me pasa todo lo contrario, se me quita el apetito y prácticamente ni como.

- Quinta fase: ¿Qué hice mal? (También conocida como culpa)
Awñ, la culpa, que bonita etapa. Va desde: ¿Qué hice mal? ¿En que fracasé? ¿Me comporté de una forma distinta y por eso dejó de quererme? Hasta: ¿De verdad no tiene arreglo? (Sí, vuelve un poco la negación, aunque de una forma distinta).
Básicamente te culpas a ti mismo de que todo acabara, de como habría sido la relación si hubieras actuado de otra forma, aunque la única culpa que tengas es haber dado demasiado. (Eso te pasa por gilipollas).

- Sexta fase: ¡Maldita bastarda! (También conocida como rabia)
En esta fase sueles odiar todo lo que está relacionado con la otra persona. Lees un tweet suyo y piensas: "Maldita bastarda". Ves una foto suya y piensas: "Maldita bastarda". Ves que está en línea en Whatsapp y piensas: "Maldita bastarda".
También hay que decir que en esta etapa empiezan las paranoias del tipo: ¿Habrá vuelto con su ex?, ¿Se habrá acostado con otro?

Y bueno, resulta que he escrito todo esto en esta última fase, (que es en la que me encuentro). Hay que ver lo que da de sí la rabia. Dicen que hay más etapas, que si resignación, aceptación, superación, reconstrucción... Una mierda todo.
Total, que de esas ya no puedo hablar porque aún no he llegado, y cuando llegue a ellas dudo que vuelva a hablar sobre el tema, ¿por algo se le llama superación, no?

Nada más que añadir. Nos vemos pronto... o no.
Javier Del Álamo

PD: Por si tú, persona en cuestión, causante de esta entrada, estás leyendo esto: ¡Maldita bastarda!

Las musas

Lo confieso, hay pocas cosas que me hagan tan feliz en esta vida como lo hace el acto de escribir. Lo juro, disfruto como un niño con zapatos nuevos cada vez que escribo algo decente, el problema es que en seguida me aturullo y mi mente hace ¡bum! y se convierte en Chocapic. Supongo que tiene algo que ver con eso de la inspiración divina. Me visita de higos a brevas y cuando le empiezo a coger el gusto se larga.

La cosa es que desde hace unos días, las musas, me visitan más a menudo, suelen llegar por las noches y se quedan un rato conmigo. La dicha no suele durar mucho, pero acabo sacando algo de provecho.

Vamos al grano, Javier, que te vas por los cerros de Úbeda.

Bueno, sí, eso. Que he decidido que voy a intentar escribir más a menudo en este lugar lleno de telarañas, por eso que dicen de que las musas te tienen que encontrar trabajando. Pero ya os advierto, es probable que lo que encontréis por aquí sea tan moñas que acabéis vomitando arcoiris o saltando por el balcón.

Y nada, queda todo aquí plasmado para que me deis una colleja si no acabo publicando nada.

Hasta la próxima,
Javier

Ehm, hola.

Ehm, sí... dije que iba a pasarme más por aquí... y... sí... esto... ¡Os dejo mis últimos vídeos!
 

Sigo vivo y seguiré dando la vara

¡Hola mozuelos!
Sé que últimamente tengo el blog abandonado, pero ni os imagináis como tengo el horario ahora mismo. Ya sabéis que yo siempre ando con miles de proyectos entre manos y lo peor es que los llevo todos a la vez y siempre acabo estresado, aunque feliz, que una cosa no quita la otra.
Básicamente os venía a contar algunas de las cosas que he estado haciendo y a lo mejor adelantaros algunas cosillas.

En primer lugar, supongo que ya todos lo sabréis, aunque nunca os lo he llegado a contar directamente, y es que a finales de verano de este año pasado tuve la inmensa suerte de entrar a formar parte de el equipo de El Templo de las Mil Puertas, y digo inmensa porque, de verdad, no os imagináis las personas tan grandes que hay ahí dentro redactando y que gracias a esto he podido conocer. 
Y bueno, ya que estoy hablando de El Templo, también os recuerdo que los días 21, 22 y 23 de febrero estaré en Madrid para la entrega de los premios Templis y que me encantaría poneros cara a los que todavía no he tenido el placer de conocer. ¡Así que veniros a la entrega de premios, qué es gratis!

Veamos, más cosas que os quería contar. Como ya sabréis algunos, a mediados de diciembre, en El Inventario, nos rascamos un poco el coco y creamos la Litenda, (que básicamente es una agenda literaria, pero nos parecía muy soso llamarle agenda literaria tal cual), pues hace unos días hicimos unas tazas (que las hemos llamado Litazas para seguir la tradición) y que son bastante cucas para regalar por San Valentín y las podéis encontrar en la nueva tienda, aunque como yo soy un corazón solitario se la regalaré a algunos amigos/as y patapún. Están bastante bien de precio, sólo son 6'95€ más gastos de envío (2'70€ por ordinario), vamos, ¡Qué no tenéis excusa!
Tenemos algunas ideas de más cosillas que nos gustaría poder ir poniendo, pero como se suele decir en mi tierra, poco a poco y con buena letra.

Además de esto, tenemos muchos proyectos en mente que no creo que tardemos mucho en desvelar y algunos están muy relacionados con mi canal de Youtube, que por si no lo sabéis (que plasta soy con mi canal últimamente), recibe el mismo nombre que este pequeño blog. Si os apetece os podéis suscribir, que también es gratis y ahí suelo actualizar mucho más a menudo. Y si no os apetece... hacedlo también que me haréis muy feliz y además salvaréis la vida de un gatito.

Venga, que dejo de enrollarme ya y paso a dejaros el último vídeo que he subido, que además es un book tag que Lorena (del canal Pink Hummingbird) y yo nos hemos inventado. Espero que os guste y muchísimas gracias por estar ahí, al otro lado de la pantalla leyendo todas estas sandeces, ¡Sois muy grandes!

Razones para leer

Pues chicos, que me he tirado toda la semana preparando este vídeo y que estoy muy contento de poder compartirlo. Así que os lo dejo por aquí. ¡A seguir leyendo! (:

Mi 2013 en libros

Ya ha pasado un año más y como dijo Mecano en sus tiempos mozos "Hacemos el balance de lo bueno y malo cinco minutos antes de la cuenta atrás", aunque lo mío es cinco días después, pero el concepto es el mismo.
Así que os dejo por aquí el vídeo en el que resumo mi año en libros. ¡Espero que tengáis un día de reyes genial y que os hayan traído libros a cascoporro!