ENCRUCIJADA DE CAMINOS

















Quizás os estáis preguntando dónde os encontráis, que blog es este. Bien, llevaba ya un tiempo pensando en que necesitaba expresarme, necesitaba escribir y pensar. Me he visto en la obligación personal de dar un lavado de imagen a este lugar, además de que últimamente tengo poco tiempo para dedicarme a escribir la historia de Timothy Sward y no me gusta la idea de dejar tan abandonado éste sitio.

Llevo unos días pensando en mis posibilidades. Miro hacia el futuro y se lo que quiero y que espero de él, pero no se cómo llegar hasta él. Me encuentro en una encrucijada de caminos, mi mente me dice una cosa pero mis emociones otra muy distinta, no se cual seguir ni por dónde guiarme. 
Veréis, el caso es que desde muy pequeño siempre he amado todo lo relacionado con la cinematografía, en el colegio tuve afán por el teatro, me gustaba actuar, pero con el tiempo me di cuenta que el mundo de la interpretación no estaba hecho para mí. Sin embargo, la mayoría de los recuerdos más felices que conservo de mi infancia son con una cámara en las manos y, de hecho, aún hoy, ponerme a grabar y editar después vídeos es lo que más feliz me hace.
Hace unos meses decidí que removería cielo y tierra para lograr hacerme un hueco en éste mundo cinematográfico del que os he hablado, aunque fuera como chico de los recados (bueno, quizás no tan abajo) y decidí que, para empezar, estudiaría Realización de proyectos audiovisuales y espectáculos, suena bien, ¿Verdad? Lo triste viene al encontrarme con que aquí, en Mallorca, las plazas son limitadísimas y no me ha dado la nota para entrar.

















Muy bien ¿Y ahora qué? ¿Qué opciones tengo? Existe un centro privado que también ofrece estos estudios con titulación oficial, pero claro, vengo de familia humilde y lamentablemente el dinero escasea y no puedo permitírmelo. He valorado opciones como ir a estudiar fuera de la isla pero claro, de nuevo, me encuentro frente a la barrera económica con un añadido más: a mis padres no les hace ninguna gracia, y aunque normalmente la opinión de mis padres no me suele importar demasiado, en este caso les tengo que dar la razón.
La única opción que veo ahora mismo y a estas horas de la madrugada es estudiar éste año algún módulo profesional de un año de duración que me llame la atención y el año que viene presentarme a examen para subir nota y volver a intentar entrar en lo que realmente quiero estudiar y mientras tanto seguir aprendiendo de forma autodidacta (que es lo que llevo haciendo toda mi vida).
Sé que todavía soy joven y que no debería tener tanta prisa, pero veo que el tiempo pasa y que, mientras el resto del mundo empieza a construirse su futuro, yo sigo estancado.
¿Qué pensáis? ¿Debería tomármelo con calma?

Se despide vuestro ahora angustiado amigo, Javier Del Álamo.

CAPÍTULO V - FOTOSÍNTESIS

A Tim todavía le daba vueltas la cabeza. Hacía tres horas que tía Olive había terminado su discurso, Tim no dijo nada, simplemente permanecieron callados y ella tras unos minutos se fue de la habitación sin decir nada. Los sentimientos se entremezclaban en la mente de Tim, sentía incredulidad, aunque estaba seguro de que lo que tía Olive había contado era verdad, ya que lo había sentido en sus propias carnes. Sentía euforia, pero a la vez miedo y un poco de pánico. Se sentía fuerte y débil al mismo tiempo. Permaneció inerte en el lecho durante horas, y no perdió la consciencia hasta que las primeras luces del amanecer entraron por la ventana.
Despertó cuando Edd le zarandeó el cuerpo agarrándolo por los brazos.
-          ¿Qué diablos ocurre? –Tim aún estaba medio dormido.
-          ¡Tim! ¿No es increíble?
-          ¿No es increíble el qué?
-          No te hagas el tonto que mi madre nos ha dicho que ya te lo ha contado. –Edd estaba eufórico.
-          Ah, bueno. Sí, es increíble.
-          ¿Tienes ganas de florecer? –Su primo se había sentado en la cama.
-          ¿De flore... qué?
-          ¡De florecer! –La sonrisa de Edd podría alumbrar un campo de fútbol entero. Entonces Edd abrió la palma de su mano y fijó la vista en ella. Tim pudo apreciar cómo a unos centímetros de su piel empezaba a nacer una luz verde que se desvaneció de repente. –Ya sabes, de cumplir los dieciséis y entrar en el Círculo.
-          No… no lo sé. –Dijo Tim con un gesto de incredulidad en la cara, todavía alterado por lo que su primo acababa de hacer y que para él había sido tan normal como respirar. –Eso del Círculo no me transmite muy buenas vibraciones.
-          ¡No digas tonterías! Lo del “Círculo” es sólo un nombre, en realidad somos como una gran familia.
-          De la que yo no formo parte…
-          ¡Claro que formas parte del Círculo! ¡Desde que naciste!
-          Puede ser, pero yo no he crecido sabiendo de su existencia Edd. Se me ha estado ocultando… –“y me gustaría saber por qué”, pensó Tim.
-          Quizás simplemente fue porque tu madre mu… -Edd se percató de que Tim había empezado a poner mala cara. –Lo siento.
-          Da igual. –Pero la triste realidad es que no era verdad. –Voy a ducharme.
Hay pocas cosas tan reparadoras como una buena ducha de agua caliente, simplemente te escondes bajo la alcachofa y parece que tus problemas desaparecen por el desagüe. Tim nunca se había sentido normal en comparación al resto del mundo, tampoco había tenido esa sensación de formar parte de algo y ahora se le presentaba todo ante sus narices y no lograba asimilarlo. En tan sólo unos días había visto cómo un árbol se doblaba para golpear a una persona y a Edd sacando una especie de chispa de sus manos. Intentaba llevarlo todo con calma, pero es duro callar al niño interior que tan sólo quiere preguntarlo todo.
Empezaba a tener ganas de huir de allí, de volver con su padre y hacer cómo si nada de toda ésta locura hubiera ocurrido. ¿Acaso su padre sabía algo del Círculo de la Tierra? Y de ser así ¿Por qué decidió ocultárselo a Tim?
La ducha duró más tiempo de lo normal, aunque menos de lo que habría deseado. Se vistió y bajó las escaleras hasta la cocina, dónde estaban tía Olive y Helen.
-          Buenos días. –Dijo Tim educadamente.
-          Buenas tardes. –Le corrigió Helen. –Ya es la hora de comer.
-          Helen… ves a poner la mesa. –Y Helen salió de allí sin decir ni una sola palabra más. –Bueno Tim, ayer no dijiste nada, ¿No hay nada que quieras preguntarme respecto a lo que te conté? –De hecho tenía mil preguntas deseando escaparse de sus labios, pero decidió ir a lo que más le preocupaba.
-          ¿Mi padre sabe algo sobre El Círculo de la Tierra?
-          Si… Sí, claro. Tu padre estaba al tanto cuando se casó con tu madre.
-          ¿Y porque no me lo ha contado antes? –Tim empezaba a sentirse furioso.
-          Esa pregunta no me corresponde responderla a mí. Verás Tim, hay cosas que se nos escapan de las manos y que no podemos decidir, cuando tu madre falleció tu padre tuvo que aprender a vivir con su ausencia, y decidió alejarse de todo lo que tenía que ver con tu madre. Hay veces que las personas necesitamos olvidar para curar nuestras heridas y tu padre decidió mantenerse al margen y con ello se vio obligado a mantenerte a ti alejado también.
-          ¿Y no pudiste explicármelo tú antes? Es decir, me he pasado toda mi vida viviendo una vida al margen de todo, mientras en el colegio se metían conmigo y se burlaban de mí ¿Y ahora resulta que tengo superpoderes y que podría haberlos convertido en ceniza a todos?
-          Tim, baja de las nubes, no eres Goku. –Era Mike que entraba en la cocina haciendo saltar una especie de bola de cristal con la mano. –Mamá, me parece que me encargaré yo de explicarle a Tim el mundo Groundwer. –Entonces se volvió a dirigir a Tim. –Para empezar ésta tarde te vienes conmigo al campamento.
Y así fue. Después de comer Mike cogió una mochila y se dirigieron hacia el bosque. Llevaban media hora caminando en silencio y Tim no pudo soportar más el silencio.
-          Oye…
-          ¿Sí? –Respondió Mike.
-          Según lo que me contó tu madre anoche, dentro del Círculo hay muchos Grandeswars.
-          Groundwers. – Le corrigió Mike.
-          Lo que sea, ¿Y dónde están? ¿Viven entre el resto de la gente? ¿Se hacen pasar por personas… normales?
-          Normales… ¿Quién decide que es normal y qué no? –Mike suspiró, se desvió del camino para caminar por una senda más estrecha y cubierta de maleza al rededor. Tim le siguió. –Lo “normal” es muy subjetivo.
-          Ya sabes a lo que me refiero.
-          Sí, ya lo sé. Y respondiendo a tu pregunta, cada Groundwer es libre de elegir dónde quiere vivir. Hay algunos que intentan vivir entre el resto del mundo, cómo nosotros, pero es complicado.
-          ¿Por qué es complicado?
-          Para nosotros no lo es tanto, es decir, vivimos prácticamente en el bosque. No conozco a nadie del Círculo que viva en una ciudad, sería cómo torturarse a uno mismo. –Mike se quedó ensimismado por unos segundos hasta que se percató de que Tim lo miraba atentamente esperando a que continuara. –Somos las criaturas de la naturaleza. –Continuó Mike. –Nuestra Aura pertenece al bosque y no puedes llevarte contigo algo que no es tuyo.
-          Pero Mike, –Empezó Tim. –yo he vivido en una ciudad desde que tengo uso de razón.
-          A ti todavía no se te ha otorgado el Aura.
En aquél momento Tim se percató de que la senda que recorrían desde  hacía unos minutos acababa a tan sólo unos metros, un gran muro de maleza salvaje se extendía ante sus ojos.
-          Creo que te has equivocado de camino. –Dijo Tim al ver que Mike seguía caminando hacia los enormes matorrales.
-          ¿Qué te hace pensar eso? –La voz de Mike sonaba serena y en calma.
-          ¿Por esa maraña de hiedra? ¿Quizás?

-          No es hiedra lo que ves, es Gloriosa. –Mike se detuvo frente a las enredaderas. –La Gloriosa para ser exactos, la entrada a los Nidos.